jueves, 28 de mayo de 2015

Un ejemplar de Blanco y Negro


Una revista muy ilustrada

Blanco y Negro inició su andadura en el año 1891, antes incluso que el periódico ABC (1906), dos publicaciones unidas durante muchas décadas. Revolviendo viejos papeles impresos, una costumbre habitual en mí, encontré con este estragado ejemplar de la revista ilustrada con fecha de 27 de agosto de 1922, cuando reinaba Alfonso XIII y gobernaba García Prieto a menos de un mes del golpe militar que subiría al poder a Miguel Primo de Rivera. 

Pero a lo que iba, la revista me produjo curiosidad; y así, desde las llamativas portada y contraportada, continúe hojeando las páginas en las que ilustradores, dibujantes y otros artistas plásticos (aún no se utilizaba la fotografía en color) deplegaban sus atractivas creaciones en forma de historieta, por ejemplo, el inolvidable Sileno, cuyo arte tenía más de cómic que caricatura, por lo menos la que aparecía en una pagina del citado ejemplar con el título de ¡Quién supiera escribir...! Pero había más ilustraciones como los de Méndez Bringa y Huertas, así como de otros dibujantes anónimos de la publicidad entonces muy abundante, variada y curiosa.

Otra de las características de Blanco y Negro era la presencia de obras de destacados artistas plásticos, pues durante años fue difusora de diferentes movimientos artísticos y vanguardias, tan en boga. Sin embargo, en este número 1.632, en el que aparece un adolescente Príncipe de Asturias que no llegaría a reinar, están reproducidos cuadros de pintores más bien costumbristas: Fernández Mota y M. García y Rodríguez.

Bueno, hay que destacar que mi curiosidad se acrecentó al ver la mujer y la casa de moda, es decir decoración y moda femenina, todo un compendio del buen vivir de la burguesía de la década de los años veinte, años de gloria para los adinerados (muy pocos en España, pero ruidosos), que no para la mayoría de la población sumida en un régimen con veleidades coloniales que llevaba a muchos jóvenes a morir en tierras africanas.
Siempre la historia por medio que me hace perder el hilo. Lo dicho, que la portada es de Basilio y la contra, según la firma, de Baldrich.



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