domingo, 6 de abril de 2014

La historieta adulta, madura y crítica, Bang - Troya

Una historieta adulta, madura y crítica


Los cambios políticos en España durante la segunda mitad de la década de 1970, sobre todo a partir de la muerte de Franco, posibilitaron la salida de nuevas publicaciones relacionadas con el mundo de las viñetas como Trocha, los cuadernos mensuales del Colectivo de la Historieta. 

En él había un grupo de dibujantes, guionistas, grafistas, escritores, críticos, estudiosos, ilustradores y otros profesionales del ámbito del cómic que consideraron oportuna la promoción de un arte hasta entonces coartado por la consideración general de subgénero destinado más bien a un público juvenil, lo cual se traducía en un sector, salvo casos excepcionales, manipulado hasta entonces por el sistema político que comenzaba a desmoronarse con la denominada transición democrática.



 El objetivo era una historieta adulta, madura y crítica, también popular y comercial, que trataba de romper con la imagen del cómic español seguidor de una línea uniforme y bajo el férreo control de la censura.Troya sale en mayo de 1977 como extra de Bang! El animoso grupo, por lo menos, obtuvo una excelente respuesta porque consiguió que muchos lectores admiraran otro tipo de historieta que existía y merecía la pena seguir. Con los aciertos y errores de un producto novedoso, en unos tiempos cambiantes y de importante expectación sobre el futuro, la revista contó con la presencia de destacados  artistas que dejaron su impronta en obras frescas y de su tiempo. 

En el extra, números 3 y 4, la publicación cambia el nombre por el de Troya, que como explican sus promotores se debe a que estaban dispuestos a sorprender y luchar desde el mundo de la historieta ante las dificultades que se iban encontrando.


El Colectivo de la Historieta estaba formado por personas conocidas de dicho ámbito que en la actualidad continúan desempeñando su labor artística e intelectual en diferentes terrenos de la cultura.  El sistema autogestionario de la revista, más las intenciones expuestas en su primer editorial, tuvieron continuidad hasta marzo 1978. De sus aciertos, en tan corto periodo de tiempo, hay que destacar otra manera de enfocar el humor por artistas nacionales, a los que se añadieron otros del extranjero,y también se agradeció el amplio contenido divulgativo especificado en artículos, críticas y reseñas del terreno de la historieta que tuvieron un notorio seguimiento por un público ávido de un cómic liberado del peso de una censura aún en alza en aquellos años de la transición española.

Bajo la guía de Antonio Martín, quedaron como las refrescantes viñetas de personas involucradas con la libertad de expresión que tanto necesitaba el mundo del cómic y también con la necesidad de reconocimiento del artista hasta entonces condenado al ninguneo de editoriales que explotaban su trabajo. 


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